En el entorno del bosque
se erige inhiesto un árbol,
en otoño dará sus frutos
y sombra a quien transita
en el áspero estío.
Mira desde la distancia
las penas del hombre mínimo
que se acomoda en su tronco.
Su mirada es antigua
ni divaga
ni anhela,
habita el sol y la lluvia,
el viento y el destino,
imperturbable y sereno,
este árbol de la senda.
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