martes

INDIA niña de ébano




Desde la cuna 
ya portabas la marca de la infamia,
niña de faz huidiza 
y resplandeciente  piel de ébano,
siempre con miedo y ternura en los ojos,
generaciones de tristezas, 
malos tratos,
humillaciones y palos…..
Tú naciste entre plumas y amores
pero dentro  de ti 
yacen los genes del agravio.
Esclava 
desde tu tierra de Egipto
transportada en barcos de inmundicia
con el hambre en el cuerpo 
y turbada la mirada.
Se lucraron con tus hermanos
y vilipendiaron 
a los que ya no escarnecían.
Con sogas de esparto en la sierra
yacen cientos de sus almas .
Pero tú, 
niña de ébano,
naciste entre tamos y ternuras.
Tú pequeña serías llamada 
India
para exigir la emancipación de tu raza.

CAMINANDO



Después de desandar lo ya andado,
de recorrer la senda en dirección al principio,
me hallo sumida en el destierro del olvido,
cara a cara con la nada.
Con la ausencia de caricias vagas,
de besos arracimados y confusos,
sin la esperanza dibujada,
ni siquiera el esbozo primero que haría un niño.
Aquí clamo a los cielos ¡Cielos!
Esos de los que siempre abomino.
Esos en los que no creo y sin esperanza clamo,
no espero respuesta cierta,
solo encontrar el fin de esta senda.
Cansada de recorrerla en direcciones convexas
distorsionadas por la pena,
bruna pena del camino silencioso,
sin rezos ni artificios, con la soledad más pura
más negra y cobarde que haya sobre la tierra.
Nada pido a nadie, ya no merece la pena.
Sólo dejar de recorrer los recuerdos,
las ansias, los deseos, las ternuras 
¿ternuras?
Casi no lo recuerdo…..
Sólo la senda…otra vez la senda….
Ya no quedan huellas de tus pasos.
Sin embargo siento tu hálito cerca,
recuerdo tus besos, 
húmedos besos de ternura ciega.
Cierro los ojos y veo tu dulce mirada, tan mía
y tan lejana….
Te busco y vuelvo a comenzar.
Mis andalias desgastadas,
mis pies rotos, ensangrentados por las piedras
que me desgastan,
se me clavan como los recuerdos,
las horas que paso caminado son infinitas,
como infinitas son mis noches sin tu presencia.