jueves

Cuenta el soldado

 



Lo hallé con la vista perdida

sentado en un banco

a la orilla de un parque.

Entre sus piernas, el petate

en la cabeza la gorra calada

y una luz triste

en su abstracción,

la espalda encorvada

con desaliento en el alma.

Me senté a su lado

le saludé la mañana

nada me dijo,

no volvió la mirada.

Después de un momento

principió el verbo:

De mi tierra lejana,

traigo el recuerdo

en forma de aroma;

de mi madre

la ternura;

de mi padre el mensaje;

del amor de mis amores

la nostalgia

la sombra de un abrazo

y el titilar de unos besos

en los labios.

¿Qué hago en estas tierras

que no amo?

¿Qué me pueden enseñar

para trabajar el campo?

¿Cómo se puede amar

entre armas y escudos?

Si para amar ya me basta

con una piel y unos labios.

 

 

 

 


sábado

YO, QUE...

 


Maldito embustero

aquel a quien creí sincero.

Yo que parí a mis hijos

tras nueve meses

y los llevé de mi mano

desde la cuna a la madurez.                                       

Yo que desafié a cielo e infierno

por un amor de contrabando.

Yo que ame pese al dolor.                                                        

Yo que malviví

sin tus besos

por desafiar tu boca.                                  

Y me espetaste a la cara

que nada acabo de cuanto empiezo.

¿Pues no acabé acaso

con esta historia

de amor malhadada?

Un tenue velo

oscurece esos pensamientos,

ya suena la música

que me arrastra a la vigilia,

ya es hora de olvidar los recuerdos,

los gratos,

y esos otros,

que tú y yo sabemos.

Hoy eres polvo en mi historia

y el viento sopla…