¡Hoy me jubilo!
No, mejor dicho, me prejubilo, pues aún no tengo edad para la jubilación
oficial, social, obligatoria. Pero
vayamos por partes. Esta es una
jubilación en toda regla, hoy me jubilo de las obligaciones, esas que nos
echamos sobre las espaldas de forma tonta y altruista, esas que comienzan cómo
algo voluntario y luego todos y todas, incluso tú misma, lo vuelves obligación
de primera. En estas cosas es en lo que me jubilo desde el día de hoy. Fuera “es tu
deber” “es tu obligación” “es un compromiso de todas y todos (claro incluida
tú)” pues no, desde hoy se acabaron esos compromisos. Todo lo que haga desde
este nuevo día será voluntario de verdad, si hoy me apetece, lo hago, si no me
apetece, me voy al parque a dar una vuelta o me quedo en mi silla escribiendo “tontás”,
que también son voluntarias. O vuelvo a coger los lápices y dibujo lo que me
rodea, o… qué sé yo lo que me venga en gana, hemos quedado en que desde ahora
todo en mi vida será voluntario, ni siquiera mis “hobbies” pueden ser
obligatorios, hoy hago, mañana ya veremos. Lo que queda claro a
partir de hoy, es que nada será impuesto ni obligatorio, ni siquiera los viajes
que tanto me gustan pueden tener visos de obligación o compromiso. Ese es el quid
de esta declaración, que renuncio a todos los compromisos. Lo
firmo y lo rubrico públicamente.
He
dicho.
Aunque
claro, éste tampoco podrá ser un compromiso ni una obligación para siempre, en tal
caso no podría llamarse “jubilación”