domingo

HOJAS DE HISTORIA

 


Yo muero…

todos perecemos.

Tú caíste ayer,

tu calavera insepulta

descansa acunada por la tierra.

No te concedieron

-siquiera eso-

elevarte entre volutas

con anhelo de estrellas.

Sangre oscura

de muerte abrupta.

A quienes oprimieron el gatillo,

de un soplo,

los borró la historia.

Vosotros habitaréis

en pámpanos al céfiro

de la inmortalidad.

Quisieron extirparos

y os transmutaron en simientes.

De cada amapola de los

heridos pechos,

nacieron mil robles

que os dan sombra y cobijo

y vuestro lugar en la Historia.


viernes

Quince días ausente

 


Desgasto las baldosas del piso

en este ir interminable,

con deambular apático,

me concede huir

del desarraigo.

Mientras la mente

vuela libre

a lugares inaccesibles

donde los sujetos

habitamos en jaulas

mientras

el resto de las criaturas

vienen a mofarse

ya que el más humilde

y pequeño de los organismos

cogió el látigo del domador.

Aislada del mundo

por la atronadora música

que brota incansable

de mis auriculares.

Entre tanto mi mente gira

en la vorágine huracanada

de recuerdos confusos,

mis alas de mariposa

quedan rotas

al pie de esa montaña lejana

o

sobre ese mar

tejido de blanca espuma

y azul añil.