
Mientras espero
que nazca la aurora,
mientras el frío
atenaza mi cuerpo,
veo en lo alto
del firmamento
esa luz argentina
de mi niñez,
y de mis labios
sale un susurro
¡Madre del alma!
Tu hija te implora.
Malgastada en la oscuridad
de una existencia
de destierro y aflicción
¡Mi madre Lilith!
No hay comentarios:
Publicar un comentario