Serpenteas por los rastrojos
de una piel humana,
desgarrándote de silencios,
envenenada de opacidad.
La estulticia de algunos
seres,
habitantes de las sentinas
de la vida.
Moradores de cloacas
de la moral y la ética
que te laceran la piel del alma
con la ausencia de claridad
y con sonidos sordos
plétoras innobles
de los meandros
del destierro de la concordia.
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