domingo

LA BRUJA

Capitulo I



Mi nombre es Alicia y quiero contar mi historia para conocimiento de todo el que sienta un pequeño interés por conocerla.
Nací en 1460, los montes rodeaban mi aldea, un arroyo de aguas cristalinas la cruzaba de parte a parte. Las gentes del lugar eran sencillas, dispuestas a dar crédito a cuanto charlatán llegaba a la aldea.
Pero eran buenas gentes y nada tengo que reprocharles, sólo su ignorancia y, aun esto no era por propia culpa.
Pero de todas formas yo procuraba estar el menor tiempo posible en la aldea y pasa gran parte del día recorriendo los montes, bañarme en el río y gozar en compañía de los animales del bosque. Llegaron a tenerme tanta confianza que cuando sentían mi llegada se acercaban al ribazo donde me sentaba para darme la bienvenida.
Pese a criarme sin padres, nunca los eché en falta pues las mujeres de la aldea me procuraban ayudar en cuanto necesitaba y con el tiempo aprendí a recoger las hierbas y raíces del campo para alimentarme y curar las enfermedades.
Yo entendía poco a las personas, pero conocía el lenguaje de los animales y sabía cuando estaban dichosos o cuando se cernía algún peligro en el bosque.

En aquel tiempo era una sana y hermosa joven, bonita decían, no tenía preocupaciones y me gustaba cantar y reír continuamente.
Una tarde en que paseaba como de costumbre, me entretuve más de la cuenta y aunque apresuré el paso se me hizo la noche por el bosque.
No sentía ningún miedo porque conocía cada árbol, cada piedra como mi propia casa.
Al rodear un macizo de rocas vi una luz en lo alto del monte; me aguijoneó la curiosidad, allí no solía subir nadie y menos de noche, por miedo a los rumores que existían sobre brujas y sus aquelarres.
Así que cambié mi rumbo y me fui hacia la luz porque podía tratarse de un cazador en apuros y tal vez, necesitaba de mi ayuda.
Cuando estuve más cerca, pude comprobar que no se trataba de ningún cazador. Se trataba de un grupo de gente poco numeroso, que se hallaban sentados alrededor de una hoguera. Eran, en su mayoría, montañeses, estaban escuchando a un hombre puesto en pié.
Desde mi escondite no podía escuchar lo que estaba diciendo. Mi curiosidad iba en aumento al notar la atención y el silencio que levantaban sus palabras.
Miré a mi alrededor para encontrar un escondite más cercano y que me permitiera oír sin ser descubierta; justo detrás del hombre descubrí una roca en equilibrio sobre un macizo de piedras, por detrás estaba cubierto de maleza y parecía que había una oquedad en la que podía esconderme sin ser vista.
Di un gran rodeo para no delatar mi presencia.
Una vez en mi escondite y llena de magulladuras y arañazos, me dispuse a escuchar sus palabras.

“- Os digo que nos buscan a nosotros – decía en ese momento. – Lo de las brujas es un mero pretexto para darnos caza. Quieren aplastar la revolución aun antes de que sea una realidad.
Recordé que en el pueblo se decía que arriba en el monte en noches oscuras los brujos y brujas realizaban horribles SABBAT en las que devoraban a niños y realizaban vergonzosas acciones.
Miré a cada uno de los asistentes y no me pareció que ninguno de ellos pudiera realizar esas atrocidades que se decía,
-Hay que hablar en todas las aldeas – Continuó diciendo el hombre.
convencerles de que la idea de las brujas es falsa. Que se trata de una mentira para conseguir que nos delaten. Contagiarles de nuestras ideas, prender en ellos la llama de la rebeldía. Que dejen de acusar a sus vecinos. Hay que hacerles comprender que no adelantan nada y sólo ayudan a los opresores para seguir explotando al pueblo. Que deben rechazar el falso paternalismo de esos asesinos que se atreven a justificar su crueldad diciendo que es en el nombre de Dios……
De pronto se formó un revuelo entre todos los asistentes y empezaron a gritar y a salir espantados del círculo. Miré al fondo y vi aparecer a unos hombres enmascarados, con las espadas y los látigos en la mano. Golpeaban sin piedad a cuantos hallaban a su paso. Al hombre puesto en pié lo azotaron y lo cargaron con grilletes en manos y pies.
Mis ojos entonces, se cruzaron con los de un enmascarado y pude ver el odio y una locura que me paralizó el cuerpo.
-¡¡¡Allí arriba hay una bruja!!!- dijo uno de los hombres – si no se escapa tendréis una recompensa

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