Soy como ese árbol herrumbrado
que perdió sus raíces.
Áspera, tenaz, bronca.
¿Por qué?
Porque sufrí
el dolor del látigo
de la palabra,
del silencio,
del desprecio.
¿Con mi alma llena de
amor?
Si, amor por mí.
Echamos al vuelo
el verbo de nuestros deseos.
Como hojas secas
en el ocre otoño
piso las ausencias.
El silencio es cómo un río
fluyendo en el abismo
de esta cierta decadencia
del abandono
de tu risa y tu voz.
Qué voy a hacer con toda
esta nostalgia
que me embarga sin ti.