Del profundo abismo de
la memoria,
nace esta nana, canto
ancestral.
Como la Madre Tierra,
fecunda y sabia,
dulce como el maguey,
fuerte como el coral.
Sabrosa como tu piel,
morena y suave,
tejida de sol, luna y
mar.
En cada verso,
un abrazo ancestral,
un pedacito de mi alma para ti. Nana, nana, melodía ancestral,
del fondo del alma, un canto maternal.
En cada palabra, un beso,
un
suspiro, un recuerdo
que en el alma respiro.
Del profundo pozo de la memoria
rescato esta nana, como un tesoro.
Los años pasan, pero el recuerdo perdura,
como una huella en la arena,
una
cicatriz pura.
Para mi hijo Carlos, se la debía desde hace años.
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