Ayer tarde en la terraza
vimos pasar un mendigo
tenía cara de hambre
y parches en el abrigo.
Zapatos sin los cordones
rebuscando por las mesas
entre papeles y latas
por comer algunas presas.
Coraje me daba verlo
tan pobre y sucio que estaba
quise decirle "te invito"
cuando vi que se marchaba.
No paré de darle vueltas
durante la fría noche
¿donde dormirá el hombre
sin casa ni afiliaciones?
Tan preocupada me hallaba
que le busqué en la ciudad
y al recodo de la esquina
con un cartón se abrigaba
tiritando por el frío
dormía con humildad
y la gente le evitaba
sin pizca de caridad.
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